Los trabajadores y el pueblo de Cuba se alistan en este 2020 para celebrar el Primero de Mayo desde sus hogares, con las banderas revolucionarias invictas y flameantes de siempre, y no en las plazas y calles por donde desfilan habitualmente de manera multitudinaria.

Las condiciones de aislamiento social impuestas por la epidemia COVID-19 no menoscabaron para nada el entusiasmo ya casi proverbial de los hijos de esta tierra en otro al Día Internacional de los Trabajadores. Será una jornada para nuevos compromisos y mayor responsabilidad ante los desafíos del momento.

Son numerosas las iniciativas generadas para hacer sentir más fuerte que nunca la voz de los cubanos.

A partir de las ocho de la mañana, cuando entonen las notas del Himno Nacional desde sus casas, convertidas en plazas simbólicas, volverán a ratificar su voluntad por desarrollar la nación con equidad y justicia.

Además, volverán a condenar y denunciar el criminal bloqueo impuesto y acrecentado por el Gobierno de EE.UU. en los últimos tiempos.

Mediante el uso de las redes sociales, de páginas institucionales y de la telefonía móvil, se establecerá una interacción en la que primarán las convicciones políticas y sociales, la solidaridad, el espíritu de cooperación y complementación entre los pueblos y los seres humanos.

Se recordará la vigencia, hoy más que nunca, del concepto de Revolución expresado por el Comandante en Jefe Fidel Castro el Primero de Mayo de 2000, que constituye actualmente una lección, sobre todo cuando concibe tener en cuenta el momento histórico, hacer los cambios necesarios, respetar la dignidad humana y portar la verdad como bandera en todo momento.

“No existe fuerza en el mundo –también dijo entonces el líder- capaz de aplastar la fuerza de la verdad y las ideas…”

Y ese enunciado suena a clarinada iluminadora en instantes en que trabajadores internacionalistas cubanos, fundamentalmente médicos y personal de enfermería, prestan una ayuda de inestimable valor en el combate de la letal enfermedad en varias naciones del planeta. Allá donde han llegado les han abierto los brazos con gratitud y respeto.

Eso, a pesar de las calumniosas campañas de descrédito echadas a andar, pagadas por el imperio, y de la política subordinada de gobiernos vendidos que actuaron poco antes en contra de sus pueblos deshaciendo contratos sanitarios legalmente establecidos con Cuba.

Igualmente, dentro del país, el formidable y querido ejército de trabajadores de batas blancas desempeña un papel de vanguardia, en medio de incontables sacrificios y riesgos, en el cumplimiento de su trabajo, ya sea en las llamadas líneas rojas de lucha contra la enfermedad y la muerte, o en otros terrenos como pesquisajes minuciosos y la atención primaria.

Los científicos de prestigiosas instituciones se multiplican en el desarrollo de proyectos de medicamentos más eficaces, y de una esperanzadora vacuna, proceso que debe respetar los plazos temporales de la investigación científica rigurosa. Ellos también son trabajadores de primera línea en el entorno circundante a este Primero de Mayo.

Pero los programas de combate contra la COVID -19 han requerido del apoyo de otros sectores como transportistas, trabadores sociales, de logística y agentes del orden, por solo mentar algunos de los más decisivos.

También trabajadores de sectores en pausa obligada por su receso temporal, como el Turismo y el cuentapropismo, han reforzado al sector de la salud en las labores muy necesarias.

Los educadores responden igualmente al llamado para contribuir a que el curso escolar, acogido a las modalidades de teleclases según los niveles de enseñanza, pueda marchar con las menores afectaciones posibles, y dando garantías a la concreción de los programas lectivos. Un esfuerzo encomiable y necesario.

Artistas, intelectuales y trabajadores de los medios de comunicación también han engrosado el catauro de las iniciativas novedosas.

Ellos insisten a favor de la disciplina, la responsabilidad y el cumplimiento del necesario e imprescindible aislamiento social, para que su Cuba bella siga siendo el mismo faro de la espiritualidad y la vida que el mundo conoce.

Pero el país todavía es más, pues ingente y decisiva es la gestión que los cubanos están llamados a realizar en el cumplimiento de metas productivas. La zafra azucarera, las actividades portuarias, la producción agroalimentaria, productos de aseo y medicamentos.

Hoy más que nunca el llamado al aporte y a la conciencia de cada trabajador pasa por la certeza de que solo se tendrá de manera segura lo se produzca dentro de las fronteras nacionales. Las razones son obvias, cada compatriota las conoce al dedillo, y al respecto ha insistido el Presidente Miguel Díaz-Canel.

La nación debe entrar, de acuerdo con estimados sanitarios y matemáticos, en la etapa de pico de la epidemia, la cual requerirá todavía más disciplina, apego al conocimiento y la sensatez.

No es el momento de dejarse engañar por fuegos fatuos y sí el de seguir siguiendo a pies en juntillas las recomendaciones de los médicos, la ciencia y las autoridades. Este es otro llamado, al calor del Primero de Mayo, para los cubanos.

Fuente: ACN

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